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Primera edición digital: junio 2017
Imagen de la cubierta: Aliaksandr Kazantsau | Dreamstime.com
Diseño de la colección: Jorge Chamorro
Corrección: Alexandra Jiménez
Revisión: Laura Vera

Versión digital realizada por Libros.com

© 2017 Marian Molina
© 2017 Libros.com

editorial@libros.com

ISBN digital: 978-84-17023-65-2

Marian Molina

Fracturas del alma

Fue gracias a él, también a ella, a nosotros
y a vosotros, por quien soñé este libro.

Índice

 

  1. Portada
  2. Créditos
  3. Título y autor
  4. Dedicatoria
  5. Dispares
  6. Mediterráneo
  7. ¿Quién?
  8. El traje
  9. Invisible
  10. Miradas
  11. El reloj de arena
  12. Rodillas
  13. La vecina
  14. Anoche
  15. Caída libre
  16. Nuestra canción
  17. El robo
  18. Entonces
  19. Escucha
  20. 29
  21. Justicia
  22. El tren
  23. Tocados
  24. Dos
  25. Gastronomía
  26. El error
  27. En femenino
  28. La compañía
  29. Aquella mañana
  30. 42°C
  31. De cine
  32. El blanco
  33. Una locura
  34. Sorpresa
  35. El vuelo
  36. Antes y después
  37. El gris
  38. Silencio
  39. Correcciones
  40. Recompensa
  41. El rosa
  42. El negro
  43. El otro
  44. Haiku
  45. Haiku
  46. Haiku
  47. Haiku
  48. Haiku
  49. Haiku
  50. Haiku
  51. El azul
  52. Nieves
  53. Melodía
  54. Repetición
  55. Delicia
  56. Sin prefijo
  57. 275 palabras y unas cuantas letras
  58. La previsión del tiempo
  59. Ruegos y preguntas
  60. El turno
  61. Ornitofobia
  62. Imperfecto de indicativo
  63. Bla, bla, bla…
  64. Expresión oral
  65. Su mundo
  66. Greta Oto
  67. Oremos
  68. La fiesta
  69. Un fantasma
  70. Océanos de almas
  71. Mañana
  72. Yo-yo
  73. Se busca
  74. El regalo
  75. La pérdida
  76. Ellos
  77. La mudanza
  78. El equipaje
  79. Fuga
  80. La playa
  81. Deudas
  82. Superior
  83. Eco
  84. Perfil
  85. Personajes
  86. Senryû
  87. Senryû
  88. Senryû
  89. Senryû
  90. Senryû
  91. Senryû
  92. Senryû
  93. En la cuerda floja
  94. Familia
  95. Presa
  96. La ñ
  97. Una de miedo
  98. De sol
  99. Tenor
  100. Imborrables
  101. El color del calor efímero
  102. Mi sueño
  103. Adiós
  104. Mecenas
  105. Contraportada

DISPARES

Hubo un momento en el que me di cuenta de que nunca llegarían a acuerdo alguno. Eran demasiados años de lucha, eran excesivas discusiones sin concluir en nada común. Cada uno siempre en direcciones opuestas, por caminos diferentes.

Mi mente y mi corazón siempre en disputa. Lo que una me decía, el otro no lo aceptaba.

Un día, todo acabó en una fractura.

MEDITERRÁNEO

A modo de rastrillo, abro mi mano izquierda y la sumerjo en la fresca y clara agua del Mediterráneo. Lentamente la sumerjo una y otra vez, recreándome en ver cómo cada última gotita, de cada uno de mis dedos, se escurre hasta ahogarse en la inmensidad. Al ritmo y con el vaivén de las olas que ya empieza a marearme, en esta barquichuela desde la que no diviso el horizonte, mi corazón late cada vez más fuerte porque navego sin remos, sola, sin salvavidas, perdida. Para volver a calmarme, llevo hasta mi oído derecho la caracola que sujeto con fuerza y oigo tu voz: «Marina, Marina, Marina…».

Otra vez estoy a la deriva hasta que te vuelva a ver.

¿QUIÉN?

Después de tanto tiempo y tantas experiencias con ellos, pasé a estar con ellas. Para mi sorpresa, ellas no eran tan diferentes a ellos, sólo había cambiado el «nosotros» por «nosotras», el resto era igual. Así que tuve que volver al origen de toda confusión: Yo.

EL TRAJE

Cada día, durante incontables años, después de ducharse, se recoge el pelo con delicadeza, se maquilla meticulosamente, se perfuma sutilmente, desayuna con tranquilidad y se pone el mismo traje de impostora del que ya nunca conseguirá desembarazarse.

INVISIBLE

A veces paso el día llorando porque nadie me ve.

MIRADAS

Siempre hay un momento en el que pongo mis manos sobre las suyas, temblorosas, y, en ese instante, somos la misma persona. Somos uno en la lucha y en la victoria al miedo. No entiendo su lengua, ni veo si su rostro es blanco o negro, pero su corazón angustiado me habla en silencio, palpita libertad. Nuestras almas se reconocen.

Ciega de nacimiento, llegué a este campo de refugiados para trabajar como voluntaria hace más de un año.

EL RELOJ DE ARENA

Decidió aguardarlo con esperanza y creyó que el tiempo lo traería a su vida. Pasó que la esperanza se acabó enamorando del tiempo.

RODILLAS

Tan sólo en esos segundos en los que rebusco en mi bolso para encontrar el monedero, seguidos por la búsqueda de la moneda que te daré, en esos segundos y sólo en esos, me convierto en ti.