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EN EL ÚLTIMO SÁBADO PERFECTO
MADONNA DE BELLINI
Y siento que es inextinguible el alma;
hasta las lágrimas lo siento a veces,
como en santa maria la gloriosa,
cuando la dulce madre me esperaba
después de estar oculto tanto tiempo
bajo el abstracto e imperdonable frío.
un espacio vacío, muros blancos:
solo malvivo en sitios diferentes,
y, sin embargo, sé que alguna imagen
guarda la luz y el oro verdaderos.
EN LOS RÍOS DE NIEBLA
—EN los ríos de niebla, ¿quién se esconde?
—Los vencidos ejércitos se esconden.
—¿Y tú por qué lo sabes? ¿Los has visto?
—No, yo imagino y ésa es mi miseria.
—Dime qué esconde el fango de Marengo.
—Fantasmas, y mejor que yo lo sabes.
—¿Y qué noche es la noche del Piamonte?
—La de quién soy y dónde olvida ella.
—¿Lo imaginas también? ¿Siempre imaginas?
Te puedes preguntar en otro sitio
y en otra noche dónde está y quién eres.
—Tal vez, pero prefiero ser exacto:
fue allí donde pensé en el quién y el dónde.
También es mi miseria ser exacto
y no sé cómo casan estas cosas:
la exactitud cansada que reduce
y la imaginación que ve en la niebla.
—Y en tus ríos de niebla, ¿qué se esconde?
—La miseria. Se esconde la miseria.
—¿Lo dices por decir o lo imaginas?
—No, el hábito de hablar de lo que siento
en términos morales y absolutos,
y yo sentí quién soy en esos ríos
donde jamás me encontraré con ella.