Martha Nussbaum
(Nueva York, 1947)
es considerada en la actualidad una de las figuras más importantes dentro de la filosofía moderna. Sus estudios comprenden desde la filosofía antigua grecorromana hasta nuevas propuestas con base en sus propios análisis de los sistemas en el mundo. Estudió lenguas clásicas y teatro en la Universidad de Nueva York; ha sido distinguida con el título honoris causa y, además, recibió el Premio Príncipe de Asturias 2012 en Ciencias Sociales. Ha publicado más de veinte libros; entre ellos destacan The Fragility of Goodness. Luck and Ethics in Greek Tragedy and Philosophy, en 1986, y The Quality of Life, en 1993 (editado junto con Amartya Sen).
Aceptaré la vecindad de Palas
…
Sobre [la ciudad] yo imploro
con predicción gentil
¡que la feraz prosperidad de una vida provechosa
haga brotar de la tierra
la radiante claridad del sol!
ESQUILO, Euménides, vv. 916-9261
La persona de temperamento gentil no es vengativa, sino, por el contrario, empática.
ARISTÓTELES, Ética nicomáquea, 1126a, 1-3
Debemos mirar al mundo cara a cara, con calma
y ojos serenos, aunque los ojos del mundo estén hoy inyectados de sangre.
MAHATMA GANDHI, 8 de agosto de 1942,
mencionado en Jawaharlal Nehru,
El descubrimiento de la India, cap. 1, p. 38
1 Mi traducción. Preumenōs, la palabra que traduzco como “gentil” y “temperamento gentil”, pertenece a la misma familia que el adjetivo práos y el sustantivo praótēs, los términos que utiliza Aristóteles para gentileza de temperamento en la cita que aparece a continuación y en otras partes. (Esta palabra suele traducirse como “mansedad”, pero eso sugiere una falta de afecto de contexto neutral; mientras que Aristóteles se refiere a una forma de tratar a las personas que busca propiedad para la situación y no es incompatible con un afecto fuerte).
Agradecimientos
Agradezco en primer lugar a la Facultad de Filosofía de la Universidad de Oxford por invitarme a impartir el curso John Locke en la primavera de 2014. También estoy muy agradecida con The Indian Express por invitarme a escribir sobre el perdón vinculado con Narendra Modi y las convicciones relacionadas con la masacre de Naroda Patiya en 2012, mismas que atrajeron mi atención hacia este tema y me llevaron a elegirlo como aquel al que dedicaría el curso John Locke, aunque mi opinión sobre el tema cambió por completo una vez que comencé a trabajar en él. Estoy agradecida con Justin Coates, Saul Levmore y Saikrishna Prakash por las conversaciones que moldearon mi pensamiento cuando comencé a trabajar en el tema; asimismo, agradezco los comentarios a los borradores de varios capítulos que hicieron Kelli Alces, Marcia Baron, Corey Brettschneider, Thom Brooks, Daniel Brudney, Emily Buss, David Charles, Justin Coates, Sarah Conly, Rachel Condry, Sarah Conly, Roger Crisp, Julian Culp, John Deigh, Rosalind Dixon, David Estlund, Jeremy Goodman, Paul Guyer, Richard Helmholz, Todd Henderson, Aziz Huq, Terence Irwin, Will Jefferson, Sharon Krause, Alison LaCroix, Charles Larmore, Brian Leiter, Katerina Linos, Alex Long, Jonathan Masur, Richard McAdams, Panos Paris, Eduardo Penalver, Ariel Porat, Eric Posner, Sara Protasi, Richard Sorabji, Nick Stephanopoulos, David Strauss, Kevin Tobia, Jeremy Waldron, Gabrielle Watson, Laura Weinrib y David Weisbach. Me siento particularmente agradecida con Saul Levmore por varias rondas de comentarios pacientes y reveladores. Tres talleres de trabajos en elaboración en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago y varios seminarios en la Universidad Brown fueron una forma maravillosa de obtener comentarios que resultaron esenciales para los borradores. Estoy agradecida con Albie Sachs por las discusiones reveladoras que sostuvimos en torno a Sudáfrica. Debo mi agradecimiento también a Emily Dupree, Netanel Lipshitz y Dasha Polzik por su invaluable trabajo como asistentes de investigación. También quisiera agradecer a Emily Dupree y a Nethanel Lipshitz por su ayuda en la elaboración del índice analítico.
Me parece adecuado dedicar este libro a la memoria de mi maestro y amigo Bernard Williams, cuyo ejemplo de una vida que transcurre con osadía e integridad filosóficas me importa más de lo que puedo decir. Quizá no resulte sorprendente, dada la naturaleza de las relaciones entre maestros y estudiantes, que haya pasado buena parte de mi carrera reciente rebelándome contra muchas de las ideas que Williams expresó en sus obras tardías. Es para mí algo sorprendente que, en este libro, me sienta atraída de modo inexorable, por decirlo de algún modo, hacia la misma dirección de Williams, con lo que recupero un cierto sentido de camaradería que tuve hace mucho tiempo, aunque estoy segura de que Williams encontraría muchas razones para estar en desacuerdo. Es una tragedia que no pueda expresarle hoy estos descubrimientos.
A la memoria de Bernard Williams (1929-2003)