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PLATÓN Y NIETZSCHE

 

SE ENCUENTRAN EN UN BAR

 

 

 

 

 

Jessica Centelles Escribano

 

 

 

 

 

 

 

 

PLATÓN Y NIETZSCHE

 

 

SE ENCUENTRAN EN UN BAR

 

 

 

 

 

Jessica Centelles Escribano

 

 

 

 

 

 

 

 

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión por cualquier procedimiento o medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro o por otros medios, sin permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.

 

“Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transfor- mación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra”.

 

© Del texto: Jessica Centelles Escribano

© De la portada: Carlos Porta Pardo

© De la ilustración de portada: Silvo Luzardo Martínez

© De esta edición: NPQ Editores (Librería Vanaol S.L.) 2018 Email: edicion@npqeditores.com

www.npqeditores.com

 

Primera edición: Abril 2018

Impreso en España

 

 

Los papeles que usamos son ecológicos, libres de cloro y proceden de bosques gestio- nados de manera eficiente.

 

ISBN: 978-84-17257-17-0

Depósito legal: V-947-2018

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A Eduard Sanz,

por todos los conocimientos que me transmitió.

ÍNDICE

PRÓLOGO

1. EL INICIO: HUMEDADES Y GRIETAS EN EL SISTEMA

2. CONOCIMIENTO SOMETIDO AL PODER

3. PLATÓN ENTRA EN UN BAR

4. NIETZSCHE ENTRA EN UN BAR

5. PLATÓN Y NIETZSCHE ENTABLAN CONVERSACIÓN

6. PLATÓN, SU TEORÍA DE LAS IDEAS Y UN NIETZSCHE DIFÍCIL DE TRATAR

7. NIETZSCHE VS LA TEORÍA DE LAS IDEAS

8. APOLOGÍA A SÓCRATES

9. PLATÓN Y NIETZSCHE SE HOSPEDAN EN EL BAR

10. LOS CIENTÍFICOS SE REÚNEN CON EL PRESIDENTE

11. EL GRUPO DE AUTOAYUDA SE REÚNE EN EL BAR

12. PLATÓN Y NIETZSCHE SE VAN DE FIESTA

13. PLATÓN Y NIETZSCHE EN EL PUB “EL AVERNO”

14. PLATÓN Y NIETZSCHE VAN DE COMPRAS

15. PLATÓN Y NIETZSCHE TOPAN CON LA IGLESIA

16. LOS DOS CIENTÍFICOS EN BUSCA DE LA FILOSOFÍA

17. PLATÓN Y NIETZSCHE REGRESAN AL BAR

18. PROHIBIDO PENSAR

19. ETERNO RETORNO

20. PLATÓN, EL REGRESO

21. NIETZSCHE, EL REGRESO

22. EL NUEVO 2040

AGRADECIMIENTOS


 

PRÓLOGO

 

 

 

Los cielos se tornaron grises,

Las fábricas fusilaron los árboles

a golpe de construcción,

a llantos de desesperación.

Los libros dejaron de ser letras muertas

para tornarse armas contra el sistema.

En un mundo como este, nada se puede esperar

donde el pensar ha quedado prohibido,

donde defender la filosofía es un suicidio.

 

Si pensamos en el día de mañana, poco papel tendrá la filosofía, pocos podrán estudiar su carrera, pocos saldrán de la mayoría de edad mentalmente. Es el momento de pensar, de recapacitar, de gritar y rebelarse.

 

Pero mientras escribo estas líneas imagino que habrá por ahí asesinos del pensamiento individual con sus batas blancas y su abusiva autoridad, tal vez subvencionados por el sistema, tratando de crear agujeros negros que puedan permitirles cambiar el pasado, si es que no se está llevando a cabo ya, si es que no ha muerto del todo el pensamiento, tratando de traer al presente grandes filósofos para fusilarles y eliminar así toda posibilidad de crítica ante el poder, la autoridad...

 

Pienso en estos momentos en los que miles de personas están colgando fotos en redes sociales... demostrando su “felicidad” (más que propia, sometida al poder o a la economía) sin recordar que vivimos en una sociedad dormida (a la fuerza o por falta de fuerza).

 

 

 


 

1. EL INICIO: HUMEDADES Y GRIETAS EN EL SISTEMA

 

 

 

Un grupo de científicos pagados por el Estado están investigando un nuevo método para crear agujeros de gusano1 que les permitan viajar al pasado con el objetivo de encontrar y destrozar las obras de los filósofos y las filósofas más influyentes en el pensamiento de los “insumisos”2 y encarcelarlos para evitar que sigan provocando la “perversión” de nuestra sociedad. Del mismo modo que le sucedió a Sócrates3, tratarán de juzgar a todos los filósofos como pervertidores de las mentes de quienes no se resignen a creer aquello que se les dice. Somos un rebaño cebado con nuestra propia cicuta, la ignorancia, caminando hacia nuestro propio fin, la ciega sumisión.

 

En el año 2040 no será de extrañar que el poder siga inventando nuevos modos de evitar que la población piense por misma, no sea caso que descubran que todo el sistema está organizado de forma que los que poseen el poder puedan continuar lucrándose a costa de los ciudadanos engañados. El poder es como un pajarraco que se alimenta de los restos de los pobres ciudadanos, destrozados por el trabajo pero ilusionados con la posibilidad de que dicho pajarraco les lleve volando a su nido, con su jacuzzi, sus cócteles...

 

A continuación os reproduzco una conversación que tuve con Marx en uno de mis sueños, tal vez fuera un agujero de gusano que me permitió poder hablar con él. La cuestión es que acertó en el siglo XIX y sigue acertando ahora respecto al concepto de sociedad alienada. Yo aparecía en medio del salón de Marx a través de una grieta. Podía verle pero él a no, tal vez porque las dimensiones de ambos no acabaron de conectar bien. Entonces grité:

 

– Maaaarx, ¿eres tú?

 

Marx, que estaba durmiendo, se sobresaltó:

 

– ¿Dios? ¿Has venido a llevarme? No, no puede ser, Dios no existe. Como sea otra de tus bromas, Engels, lo pagarás caro… ¿Es por la autoría de mis obras?

 

– Marx, no sabría explicarte muy bien lo que está pasando, soy del futuro… No sé qué hago aquí, pero me encantaría que me explicases bien que significa el concepto de ‘alienación’. En mi época lo utilizan a veces, pero no entienden qué significa...

 

– Bien, fantasma de las Navidades futuras… -dijo Marx bastante desconcertado.

 

Yo me puse a pensar, tal vez la explicación de los fenómenos paranormales sea algo similar a lo que me estaba pasando a mí, tal vez no existen fantasmas como tal, sino dos dimensiones que quedan conectadas por un agujero espacio-temporal... Pero al no poder ver la otra dimensión, lo interpretamos como algo paranormal. Por eso hay mesas que se mueven solas… Tal vez sea un gracioso de otra dimensión jugando con nosotros a quitarnos las sillas o cambiarnos cosas de sitio. Dándome cuenta de que había estado cinco minutos divagando, volví al momento en el que estaba y presté mucha atención.

 

– Mira, se nos dice que nuestra esencia está en los objetos que producimos, que muestran nuestro modo de ser… Pero no es así, está en ti misma. Estoy hasta las narices de escuchar: “Si no tienes un reloj de bolsillo de última generación, no eres nadie…” (recordé el anuncio aquél de relojes: “Viceroy, es lo que soy”. Sería un ejemplo buenísimo de lo que decía Marx, aunque modernizado).

 

– Ya... Bueno, ya no utilizamos de eso, Marx; pero sí, vale.

 

Ellos poseen los medios de producción, no sabemos por qué, y nosotros tenemos que trabajar para ellos si queremos consumir lo necesario para vivir, que se encuentra en el mercado y que nosotros mismos hemos producido. Pero... como los medios son del jefe, el producto también, y el dinero ganado de la venta final del producto también… ¡Y a nosotros solo nos da las miguitas que sobran! ¡Aquellas sobre las que nos abalanzamos como cuervos para poder comprar esos productos cada vez más caros, con un sueldo cada vez más bajo porque hay más trabajadores entre los que distribuir las migajas que nos quieren dar! – exclamaba Marx cada vez más indignado.

 

– Ya veo –dije con un tono sosegado y tratando de calmarlo.

 

– El problema vino cuando una persona se apropió del primer huerto; luego, todo el que quería manzanas, de modo injustificado tenía que sembrar todas la plantaciones del amo, y a él a cambio le daban dos o tres… -proseguí tratando de comprender la absurda ley de la propiedad privada-. Si quería más o necesitaba más, tenía que trabajar y plantar más parcelas… Ya ves, es injusto, Marx. Pero ¿qué podemos hacer? Siempre han tenido el poder, siempre lo tendrán...

 

– ¡Vaya fantasma de las Navidades futuras eres tú! ¿No ha habido una revolución comunista en Inglaterra? Según mis cálculos, ya debería haberse dado, niña, a ver si estamos al día. ¡Que los jóvenes no os enteráis de nada! Estáis todo el día jugando a la peonza y no os enteráis...

 

– Siento desilusionarte, pero no ha sido así -le respondí con un tono desconsolado, pues ojalá hubiese sucedido así. La revolución sucedió en los países con menos medios de producción, porque es donde se concienciaron de su situación degradante... Ya que te habría gustado que hubiese sido en países con medios de producción adecuados para poder realizar una justa distribución de bienes entre todos; pero no… ¡Hay que joderse!

 

– No, pero eso no puede ser. Si mis cálculos han sido correctos, ya debería haber sucedido. Mi comunismo es científico... ¿Me oyes? -dijo Marx con un tono cada vez más elevado-. ¡Científico! ¿Cómo he podido fallar? Demonios...

 

– Hay países que lo han intentado, pero no te han entendido bien. Un tal Kim y un tal Stalin han destrozado tu nombre y tus ideas. Pues resulta que su comunismo se basa en aniquilar a todo el que no piense como ellos y fortalecerse militarmente a costa del pueblo… Además, han hecho la revolución sin tener medios para ello.

 

– ¡Malditos impacientes!

 

– Ahora mismo ese tal Kim la ha liado parda, no entendió bien eso del comunismo y lo que ha hecho es una tiranía… No del proletariado sino de él mismo...

 

– ¿Cómo no va a entenderme?… ¡Si escribo muy claro!

 

– Bueno, Marx… muy claro, no es que escribas… El mundo está fatal… Además, el resto de países siguen sometidos a la cadena producción-consumo-producción para empresas… Como unos idiotas. Es que son inútiles, rebaño de inconscientes. ¿No entienden que les roban lo que fabrican para vendérselo como tontos a un precio más caro del que ellos ganan por hacerlo? Es como si primero me cortasen el cabello, que es mío, crece de y luego me lo quitasen y me lo vendiesen porque lo “necesito” como fórmula para ser feliz. Y yo, como tonto, lo compro... ¡Es alienación! Es robarte tu esencia para vendértela como algo que está fuera de ti, como si tuvieses que conseguir tu propio valor con objetos, sin ver que es fruto de ti… Es como venderle a un niño su nariz, la que tú mismo le has quitado…

 

No quiero imaginar a Marx jugando con sus hijos a “te he robado la nariz”, seguro que les diría “¿quién es el alienado de papá?” con voz burlona... En fin.

 

Marx empezó a enrabiarse, dar golpes… Cuando el asunto empezaba a enturbiarse y mi visión de Marx se emborronaba por la de un Marx furioso peor que los dibujos bíblicos del Dios vengativo, desperté.

 

Entonces me puse a pensar sobre nuestra sociedad, sobre la razón que tenía Marx. Se apropian de todo sin justificación alguna y nos dan las migajas para que compremos los productos y les demos más beneficios... Y así se haga su voluntad, he aquí el eterno retorno: producción-consumo-producción. Si las personas -o rebaño, como nos llama “cariñosamente” ahora el Estadodescubriésemos que todo esto no es necesario, que la felicidad no es tener muchos objetos, que realmente no elegimos nuestra vida o lo que consumimos sino que se nos manipula a ello diciéndonos que es lo mejor, nuestra meta… este sistema entraría en peligro y por ello tratan de acallar las mentes de los “insumisos”. La felicidad basada en este tipo de cosas es un espejismo, una estrategia para continuar la cadena pero engañados bajo esa falsa felicidad.

 

Continuamos con lo mismo, Marx diría que hoy en día la “felicidad” es el opio del pueblo. Como bien decían en el Club de la lucha: Tenemos trabajos de mierda para comprar cosas que no necesitamos”.


1 Según diversas hipótesis científicas, los agujeros de gusano son aperturas que rompen el espacio-tiempo y nos permiten contactar con otras dimensiones o épocas.

2 Los “insumisos” son aquellos que se niegan a aceptar la filosofía del Estado alegando que quieren pensar por mismos o que la moral y lo bueno no es algo universal, sino que son nociones que el Estado inventa para que la gente obre en vistas a sus intereses.

3 Sócrates fue juzgado por pervertir las mentes de los jóvenes, por criticar los dioses griegos. No se rebeló porque defendía la idea universal de justicia y, por más que la justicia terrenal fuese imperfecta, desacatar una ley sería atacar dicha idea de justicia universal.


 

2. CONOCIMIENTO SOMETIDO AL PODER

 

 

 

Un grupo de científicosse encuentran en la sede de Ciencia y Conocimiento, subvencionada por el Estado, para eliminar todo conocimiento que pueda cuestionar o poner en duda su supremacía. Este grupo de científicos no es un grupo cualquiera, sino que se encarga de utilizar la ciencia al servicio de los intereses del gobierno. Es por este motivo que los mismos científicos investigadores son, a su vez, agentes del poder: sus manos, sus brazos y sus oídos. Su autoridad es similar a la de la policía. Son Policías Estatales Nombrados Estabilizadores del Saber, pero no les gusta utilizar las siglas correspondientes: P.E.N.E.S. Solo los insurgentes los llaman así despectivamente, ellos prefieren autoproclamarse guardianes del saber y el orden. La política que tienen es la siguiente: si conocen los métodos, ¡que los apliquen!; si es necesario detener a alguien, ¡que lo detengan! “Todo por el pueblo, pero sin el pueblo” es el lema más pronunciado dentro de la sede: todo por su bien, su protección… su sumisión.

 

El científico más mayor, que estaba al mando de las operaciones, afirmaba con mucha elocuencia:

 

– No hay mejor arma contra los posibles insumisos que silenciar sus ideas. Utilizaremos nuestra última innovación en ingeniería espacio-temporal para traer a los filósofos más importantes y borrarlos del mapa.

 

– «Muerto el perro se acabó la rabia» -interrumpió otro de los científicos con cierto tono de satisfacción en sus palabras.

 

– Pero señor -expone un joven científico recién llegado de la academia-. ¿Y si al matar sus ideas alteramos el presente de un modo aterrador?

 

– ¿Más aterrador que la idea de una masa rebelde cuestionando la “felicidad” de nuestros pobres ciudadanos? No podría ser, es por el bien del pueblo -afirmó el viejo orgulloso de su trabajo.

 

– Pero si el pueblo no sabe nada… ¿No deberíamos consultarles?

 

– El pueblo apenas sabe quiénes son los filósofos y las filósofas, ¿no ves que se eliminaron de las clases y de las bibliotecas? Así que les dará igual –dijo el viejo científi con un tono arrogante-. Sin estos pensamientos podremos avanzar hacia una sociedad más competitiva, donde el mercado no tenga el freno de la moral o del pensamiento crítico.

 

– Sigo pensando que es peligroso -insistió con voz titubeante el joven.

 

– No te han enseñado a pensar, te han enseñado a actuar para los fines de nuestra sociedad. Además -afirma riendo el viejo-, has visto demasiadas pelis. ¿Crees que un estornudo en el pasado puede afectar al presente? ¡No seas ridículo!

 

– Señor, le recuerdo que la lluvia ácida empezó en aquel experimento científico en el que nos dejamos las golosinas ácidas en el lago y después se evaporaron...

 

– Eso no está demostrado; además, la lluvia ácida ha existido siempre…

 

Habían negado tanto tiempo que el humo del “progreso” podía perjudicar al planeta que ahora ya no eran capaces de entender qué era lo que estaba causando los problemas del calentamiento global, la lluvia ácida… Ahora todo ello se remontaba a explicaciones mitológicas que se habían repetido hasta convertirse en “posibles verdades e hipótesis”. El paso del mito al logos” (el saber racional) se había invertido totalmente para dar paso a los nuevos “avances” y eludir las moralidades y explicaciones que les pudiesen perjudicar.

 

– Pero, de todos modos, señor -dice con voz temblorosa el joven-, todavía no hemos podido detectar en qué lugares se crean los agujeros de gusano. Imagínese que los filósofos llegan y no les encontramos.

 

– Pondremos a todas las fuerzas policiales en marcha si es necesario, incluso al ejército, pero hay que frenar a los insumisos. Ahora bien, ¿a qué filósofos elegimos como los primeros en ser eliminados de los pensamientos de nuestra sociedad?

 

– Hace tiempo que no se da filosofía y los libros que sobreviven están en el mercado negro -prosigue el viejo científico-. Por lo tanto, deberemos investigar un poco sobre filosofía, por más que nos pese.

 

– Señor, ¿no será peligroso si nos encuentran estudiando filosofía? A ver si van a pensar que hemos cambiado de bando –susurró el joven preocupado.

 

– ¿Dónde diantres has estudiado tú? ¿No sabes que somos la autoridad? Tenemos manga ancha para utilizar los medios necesarios para nuestro fin. Vayamos a investigar -dijo instándole a entrar en su despacho.

 

Tras una larga e infructuosa búsqueda por las pocas páginas no censuradas por el gobierno encontraron, en una especie de enciclopedia virtual donde se encuentran todas las modas más conocidas de todos los tipos, el concepto ‘insumiso’, y en un apartado pequeño, un enlace a una página de filosofía.

 

Tras varios intentos pudieron desbloquear la censura de dicha página. Lo que encontraron les sorprendió : “Platón fue el padre de la filosofía occidental, basada en un mundo de ideas universales que tratan de ser realizadas y configuran todo nuestro mundo, pero que han sido distorsionadas por el mundo de los sentidos”.

 

– Mmm, suena interesante ¿Podríamos aprender algo de este modo de hablar de ideas universales que han de realizarse porque son las verdaderas? Igual es una buena teoría para mantener al rebaño sometido. Ya sabe, algo universal pero que no se ha realizado todavía porque los sentidos nos corrompen: “Bienaventurados los que sufren, porque de ellos será el reino de lo verdadero”. Podría ser un buen eslogan para las reformas del horario de trabajo -dijo el joven científico.

 

– ¡Cállate y busca! -Le propició un buen cogotazo el viejo-. No seas inocente. ¿Cómo va a haber unas verdades universales y únicas en otro mundo que no sea este?

 

– Pero, señor, si usted mismo afirma que la idea de felicidad es universal -dijo mientras se rascaba el dolorido cogote-, que los productos que compramos nos acercan a ella… Que la felicidad es la misma aquí que en la China…

 

– ¿Te atreves a decir que va a tener más razón el griego este que yo, que soy tu superior? ¿Qué eres, un insumiso? -dijo el viejo enfatizando su tono mientras se señalaba a sí mismo con el pulgar como quien se cuelga una medalla.

 

– No, no, yo no me atrevería a decir tal cosa -respondió intentando dar punto final a la discusión.

 

Siguieron buscando. Tras cinco tazas de café pudieron encontrar otro dato interesante: “Nietzsche, el filósofo más loco de la historia”. Siguieron leyendo: “El anti-todo, cuestionó toda noción existente en la filosofía anterior: la moral, el bien, la felicidad…”.

 

– Este es un auténtico filósofo, como una cabra, no dice más que disparates. Menos mal que estamos aquí para evitar que estas locuras calen en las mentes del rebaño bondadoso y sumiso; de lo contrario, mira como acabarían: barbudos, criticones, cuestionando todo lo que les dicen las autoridades, que son quienes realmente saben del mundo... Les encontraremos, les encarcelaremos y nuestra sociedad podrá vivir tranquilamente -afirmó tajantemente el viejo.

 

– ¿No cree usted que igual es peligroso? Ya sabe, si estas ideas influyeron en otras personas o incluso en Occidente entero, igual destruirlas produce cambios peores...

 

– Ya estamos otra vez, qué pesado eres, de verdad. A ver, si esto produce peligros o no, me da igual, nos han dicho que la filosofía es peligrosa, podría causar efectos secundarios como volverse crítico con el sistema, dejar de socializarse con el rebaño, perder el sentido de la realidad y creer en cosas que no son reales como por ejemplo, sistemas de poder diferentes o teorías sobre una moral distinta… Le hacemos un bien a la población; si no, imagina: caos, rebelión, manifestaciones...

 

– Pero todo eso influyó en el pasado –insistía el joven un tanto preocupado.

 

– ¡No son más que locuras! Y tú estás leyendo ya demasiada filosofía. Será mejor que dejemos de leer tanto, por nuestro bien afirmó imperativamente el viejo cerrando la página web.

 

– Bien dicho, señor -dijo el joven acatando resignadamente su orden.

 

– Bueno, me duele la cabeza de tanto pensar, será mejor que lo dejemos aquí; no leas más ya, que te sentará mal. Empezaremos el proyecto normalizador de la sociedad eliminando a estos dos. No parece muy difícil…

 

– Señor -dijo el joven-, ¿no deberíamos buscar algún libro de estos autores? Ya sabe, para conocer mejor lo que piensan, conocer su vida... De ese modo acertaremos mejor en nuestra elección, podríamos hacer un informe sobre los peligros que suponen para la sociedad…

 

El viejo científico se rascó dubitativamente la barba y asintió:

 

– Sí, deberíamos ir al mercado negro a por un par de libros. Pero recuerda, vamos de incógnito. Además, puede ser peligroso, está lleno de insumisos que leen a estos señores, colocados por el éxtasis de estas ideas absurdas. En algunos se pueden ver las secuelas de la filosofía, han perdido la noción de la realidad, hablan de comunismo, existencialismo y otros -ismos muy extraños –añadió el viejo tratando de exponer la serie de peligros a los que se exponían y prevenir al joven-. Mañana a primera hora prepararemos nuestra vestimenta de paisano e iremos hacia allá.

 

A la mañana siguiente, ambos científicos se vistieron de paisano; sin embargo, había algo que les delataba, un aire de poder, quizás las armas mal escondidas en los bolsillos... Bien, el viejo vestía con una gorra que sujetaba una peluca de rastas cubriendo bastante mal su calva, unos pantalones anchos y una camiseta donde había pintado un símbolo de la Paz que parecía más bien cierta marca de coches alemanes. El joven vestía con unos vaqueros rotos, una camiseta de Los Ramones y una mochila rayada; también llevaba una fl porque había escuchado a sus superiores llamarlos perrofl alguna vez. Ambos quedaron en la plaza del pueblo, bajo la estatua del símbolo del euro.

 

Mientras el joven esperaba, una muchacha se le acercó:

 

– Oye, qué camiseta más chula, ¿es una marca nueva? El joven contestó con resignación:

 

– No, es un grupo de música.

 

– Oye, pues es muy chic, quizás con un poco de purpurina podríamos venderlas en nuestra tienda… Me gusta mucho la ropa original y diferente.

 

– Pero dejaría de ser original y diferente, ¿no?

 

– No… -dijo la chica no muy segura-. Las venderíamos bajo el eslogan “Sé diferente”, así todos se sentirían especiales por llevarlas... Ya sabes, como si fuesen “alternativas”.

 

– Bueno, tengo prisa, encantado -dijo el joven alejándose un par de pasos a la derecha y fingiendo que le llamaban por teléfono para escaquearse de aquella conversación.

 

En ese momento apareció el viejo científico:

 

– ¡Vas demasiado limpio! ¿Y el perro? No te has acordado del perro…

 

– Señor, llevo la flauta, ¿el perro no le tocaba a usted? -le preguntó el joven insinuando su descuido.

 

A continuación, el viejo científico se acercó al joven a una incómoda distancia:

 

– ¿Qué haces, loco? -dijo el viejo al fijarse en la camiseta-. Llevas una camiseta punk, nos detendrán antes de llegar a la plaza por insumisos, o por alterar el orden público... ¡Quítatela ya mismo!

 

Los dos empezaron a forcejear. Entonces el joven le miró fijamente:

 

– Esta camiseta es un recuerdo familiar, si me la quitas te cogeré de la mano. Entonces sí que nos detendrán por “alterar el orden público”. ¿Has olvidado lo homófoba que es nuestra sociedad? Así que haz el favor de actuar con normalidad.

 

Se apresuraron hacia la antigua línea de metro, ya cerrada, a través de la cual se llegaba a una especie de subterfugio donde se encontraba el mercado negro. Allí es donde hacían vida los insumisos con miedo a ser detenidos simplemente por sus ideas. Se vendían camisetas de grupos como ACDC, Nirvana, The Beatles, Doctor Seco, Sex Pistols, Señor Cuervo… También periódicos de noticias (puesto que los periódicos que vendían ahora en los quioscos ya no hablaban de noticias, sino que se dedicaban a vender productos) y, cómo no, libros de filosofía y productos culturales censurados por el gobierno. Era el paraíso de los insumisos: allí, en ese agujero en medio de la nada, escondidos de la sociedad, podías encontrar los últimos atisbos de sentido común y reflexión. Allí donde el mundo es al revés: la crítica es muestra de inteligencia, el pensamiento es símbolo de cultura, las lecturas se realizan sobre papel y no sobre el móvil...

Había una muchacha vendiendo libros. Su cara estaba llena de piercings; sus brazos, tatuados completamente; vestía una falda rayada y una camiseta de Nietzsche… Le llamó la atención la manera en que los dos científicos vestidos de “paisano” observaban todo lo que les rodeaba, como si nunca hubiesen visto nada parecido. Se acercó y les dijo:

 

– ¿Puedo ayudarles en algo? ¿O es que se han perdido? -les preguntó con una sonrisa amable a la vez que un tanto burlona.

 

– Eh, sí, verás... -dijo el joven visiblemente nervioso-. Buscamos unos libros de filosofía -susurró acercándose a ella.

 

– Aquí no hace falta susurrar. Claro que tenemos libros de filosofía -sacó una pila de libros antiguos-. Mira, todos estos se salvaron de la quema de libros corruptos y peligrosos que organizó el Estado en 2020.

 

El viejo miró la pila de libros y sintió un gran impulso de arrestar a la muchacha