Este libro forma parte
de la Colección Obra Selecta
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de Artes Gráficas, Javegraf,
en el mes de junio de 2015
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va en rodacarp amarillo (girasol) de 280
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en propalcote de 150 gramos y las páginas
interiores en bond de 90 gramos
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Universidad Nacional de Colombia

2015

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Agradecimientos:

A la Universidad Nacional de Colombia,por permitirme participar en el Programade Formación de Doctores.

Al Sistema de Información Regional (SIR)del Eje Cafetero.

A Juan Carlos Hernández,un apoyo incondicional en Caracasy un gran amigo.

A Lily y Lala,porque siguen siendo mis apoyos afectivos.

Territorios del conocimiento

Visiones caleidoscópicasen la Ecorregión Eje Cafetero

Luis Fernando Acebedo Restrepo

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

VICERRECTORÍA DE INVESTIGACIÓN

EDITORIAL

Bogotá, D. C., junio de 2015

© Universidad Nacional de Colombia

Editorial Universidad Nacional de Colombia

© Luis Fernando Acebedo Restrepo

Primera edición, 2015

ISBN digital: 978-958-775-293-9

www.unal.edu.co

www.editorial.unal.edu.co

www.investigacion.unal.edu.co

direditorial@unal.edu.co

Diseño de la Colección Obra Selecta

Marco Aurelio Cárdenas

Edición

Editorial Universidad Nacional de Colombia

direditorial@unal.edu.co

www.editorial.unal.edu.co

Andrea Coronado - Coordinadora editorial

Henry Ramírez Fajardo - Diagramación

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales

Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Acebedo Restrepo, Luis Fernando, 1962-

Territorios del conocimiento : visiones caleidoscópicas en la ecorregión Eje Cafetero / Luis Fernando Acebedo Restrepo. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia.

Vicerrectoría de Investigación, 2015

328 páginas : ilustraciones – (Colección obra selecta)

Incluye referencias bibliográficas e índice

ISBN : 978-958-775-292-2 (papel)-- ISBN : 978-958-775-294-6 (IPD) -- ISBN : 978-958-775-293-9 (digital)

1. Espacio urbano - Zona cafetera - Colombia 2. Urbanismo - Zona cafetera Colombia 3. Desarrollo territorial - Zona cafetera - Colombia 4. Desarrollo industrial Zona cafetera - Colombia 5. Sociología del conocimiento 6. Zona Cafetera (Colombia) – Mejoramiento urbano 7. Paisaje cultural I. Título II. Serie

CDD-21      711.40986134 / 2015

A mi madre,
porque ha sabido esperar(me), tejiendo
.

Lista de figuras

Figura 1. Fuerzas dinámicas en la conformación de territorio en la sociedad industrial

Figura 2. Tendencias en la conformación del territorio de la sociedad industrial

Figura 3. Arquitectura general del modelo territorio inteligente

Figura 4. Localización de la Ecorregión Eje Cafetero en Colombia

Figura 5. Sistema de ciudades de la Ecorregión Eje Cafetero

Figura 6. Variables de análisis para estudiar el territorio del conocimiento

Figura 7. Caleidoscopio del territorio del conocimiento y sus fuerzas dinamizadoras

Figura 8. Caleidoscopio 1: sociedad-espacio-conocimiento

Figura 9. Caleidoscopio 2: movimiento-tiempo-innovación

Figura 10. Caleidoscopio 3: producción-conocimiento-redes

Figura 11. Caleidoscopio 4: sistema territorial de innovación en la Ecorregión Eje Cafetero. Líneas estratégicas

Figura 12. Participación de la inversión en actividades de desarrollo e innovación tecnológica por grupos industriales (2003-2004)

Figura 13. Participación de las empresas industriales y personal ocupado por departamentos (2004)

Figura 14. Producto interno bruto per cápita y tasa de pobreza (2006)

Figura 15. Indicadores de innovación: Colombia, Chile y América Latina

Figura 16. Establecimientos y personal ocupado por tamaño de empresas

Fígura 17. Edificio de Ciencia y Tecnología “Luis Carlos Sarmiento Angulo” de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá

Fígura 18. Maloka, Bogotá, Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología

Figura 19. Parque Explora Medellín

Figura 20. Edificio de Extensión de la Universidad de Antioquia

Figura 21. Parque Tecnológico de Antioquia

Figura 22. Hotel Quirama

Figura 23. Industrias que invirtieron en actividades de desarrollo e innovación tecnológica en Caldas, Quindío y Risaralda frente a Antioquia, Bogotá y Valle (2003-2004)

Figura 24. Número de empresas por tipología de innovación en Caldas, Quindío y Risaralda (2004)

Figura 25. Monto invertido en innovaciones radicales en Caldas, Quindío y Risaralda durante 2003 y 2004

Figura 26. Monto invertido en innovaciones incrementales en Caldas, Quindío y Risaralda durante 2003 y 2004

Figura 27. Monto invertido en innovaciones organizacionales en Caldas, Quindío y Risaralda durante 2003 y 2004

Figura 28. Tamaño de empresas que invirtieron en actividades de desarrollo e innovación tecnológica en Caldas, Quindío y Risaralda

Figura 29. Monto invertido en actividades de desarrollo e innovación tecnológica por tamaño de empresa, según departamentos (2004)

Figura 30. Instrumentos de gestión para la competitividad en Caldas, Quindío y Risaralda

Figura 31. Estructura organizativa de Colciencias

Figura 32. División político-administrativa de Caldas

Figura 33. Subregiones y sistema ambiental estratégico de Caldas

Figura 34. Localización del número de industrias por barrio en Manizales y Villamaría (2004)

Figura 35. Territorio urbano del conocimiento: actividades de ciencia, tecnología, investigación e innovación en Manizales

Figura 36. Territorio metropolitano del conocimiento en Caldas: cuenca del río Chinchiná

Figura 37. Panorámica del anteproyecto Ciudadela del Conocimiento y la Innovación La Nubia

Figura 38. Estado actual del campus La Nubia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales

Figura 39. Espacio público proyectado por el Plan Maestro

Figura 40. División político-administrativa de Risaralda

Figura 41. Subregiones y sistema ambiental estratégico de Risaralda

Figura 42. Localización del número de industrias por barrio en Pereira (2004)

Figura 43. Territorio urbano del conocimiento: actividades de ciencia, tecnología, investigación e innovación en Pereira

Figura 44. Territorio metropolitano del conocimiento en Risaralda: cuencas de los ríos Otún y La Vieja

Figura 45. División político-administrativa del Quindío

Figura 46. Territorio metropolitano y sistema ambiental estratégico del Quindío

Figura 47. Localización de industrias por manzana en Armenia (2004)

Figura 48. Localización del número de industrias por manzana en Armenia y expansión industrial (2004)

Figura 49. Territorio urbano del conocimiento: actividades de ciencia, tecnología, investigación e innovación en Armenia (2004)

Figura 50. Territorio metropolitano del conocimiento: cuenca del río Quindío

Figura 51. Modelo exógeno de territorio del conocimiento en la Ecorregión Eje Cafetero

Figura 52. Modelo endógeno de territorio del conocimiento en la Ecorregión Eje Cafetero

Figura 53. Línea de base de los territorios del conocimiento en los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda

Figura 54. Presupuestos éticos de los territorios del conocimiento

Figura 55. Subcomponentes de los territorios del conocimiento

Figura 56. Subsistema productivo de los territorios del conocimiento

Figura 57. Subsistema reticular de los territorios del conocimiento

Figura 58. Subsistema cultural de los territorios del conocimiento

Figura 59. Subsistema medioambiental de los territorios del conocimiento

Figura 60. Sistema Territorial de Innovación Regional

Lista de tablas

Tabla 1. Ficha de resumen. Características del desarrollo económico local

Tabla 2. Red urbano-regional del Eje Cafetero

Tabla 3. Tasa de urbanización de la ciudad región Eje Cafetero, 2005

Tabla 4. Indicadores de cobertura de infraestructura social, 2005

Tabla 5. Proyectos articuladores. Medios de integración regional

Tabla 6. La visión en los planes de desarrollo departamental 2008-2011

Tabla 7. Producto interno bruto-participación porcentual departamental del valor agregado a precios constantes del 2000

Tabla 8. Principales macroproyectos en los planes de desarrollo departamental 2008-2011

Tabla 9. Proyectos estratégicos en investigación, desarrollo e innovación en los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda

Tabla 10. Distritos agroindustriales y principales productos cultivados en Caldas

Tabla 11. Proyectos estratégicos de agroindustria en los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda

Tabla 12. Proyectos estratégicos de medio ambiente en los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda

Tabla 13. Proyectos estratégicos en tecnologías de la información y la comunicación en los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda

Tabla 14. Visión en la Agenda Interna para la Productividad y la Competitividad de cada uno de los departamentos del Eje Cafetero, 2007

Tabla 15. Apuestas productivas de Caldas

Tabla 16. Apuestas productivas de Quindío

Tabla 17. Apuestas productivas de Risaralda

Tabla 18. Monto invertido en actividades de desarrollo e innovación tecnológica de las empresas industriales en el 2003 y el 2004, según departamentos (miles de pesos)

Tabla 19. Número de empresas industriales y monto invertido en proyectos de investigación y desarrollo, según tamaño de la empresa y departamento (miles de pesos)

Tabla 20. Número de empresas industriales y monto invertido en capacitación tecnológica, según tamaño de la empresa y departamento (miles de pesos)

Tabla 21. Personal ocupado de las empresas industriales por nivel educativo, según departamento, 2004

Tabla 22. Ejecución de la inversión nacional en ACTI e I+D por departamentos, 2000-2007

Tabla 23. Proyectos de investigación e innovación según entidad territorial de la institución ejecutora y año, 2000-2007

Tabla 24. Proyectos de investigación e innovación según entidad territorial de la institución ejecutora y PNCyT, 2000-2007

Tabla 25. Porcentaje de proyectos de investigación e innovación por entidad territorial de la institución ejecutora y PNCyT, 2000-2007

Tabla 26. Investigadores activos por departamento, 2000-2007

Tabla 27. Grupos activos y no activos por departamento, 2000-2007

Tabla 28. Revistas indexadas en Publindex según entidad territorial de la institución editora, 2001-2007

Tabla 29. Revistas indexadas en Publindex por categoría y universidad en Caldas, Quindío y Risaralda, 2009

Tabla 30. Población total censada en Caldas y en los municipios de la subregión centro-sur de Caldas, 2005

Tabla 31. Número de establecimientos industriales por municipios y subregión, 2004

Tabla 32. Número de industrias según código CIIU en Caldas, 2004

Tabla 33. Número de industrias por barrio en Manizales y Villamaría, 2004

Tabla 34. Localización de las ACTI por barrio en Manizales

Tabla 35. Población total censada en Risaralda y en los municipios de la subregión I de Risaralda, 2005

Tabla 36. Número de establecimientos industriales por municipio en Risaralda, 2004

Tabla 37. Número de industrias según código CIIU en Risaralda, 2004

Tabla 38. Número de industrias por barrio en Pereira, 2005

Tabla 39. Número de industrias por barrio en Dosquebradas, 2004

Tabla 40. Número de industrias según código CIIU 3 en Dosquebradas, 2004

Tabla 41. Localización de las ACTI por barrio en Pereira

Tabla 42. Población censada del Quindío por municipio, 2005

Tabla 43. Número de industrias por ramas de actividad en Quindío, 2004

Tabla 44. Número de industrias por ramas de actividad en Armenia, 2004

Tabla 45. Localización de las ACTI por principales ejes viales en Armenia

Tabla 46. Zonificación para el cultivo de la guadua por condiciones medioambientales en Caldas, Quindío y Risaralda

Introducción

Esta investigación comenzó a gestarse durante los primeros años del presente siglo. No porque se tuviera claridad sobre sus bases teóricas y alcances, sino por el interés de responder a una serie de problemas que se relacionaban unos con otros y que estaban demandando respuestas urgentes, tanto desde el punto de vista teórico como práctico.

En el 2004 comencé explorando la temática de la expansión industrial y la organización del territorio de Bogotá y la región cundiboyacense en la segunda mitad del siglo XX, como una posibilidad de continuar con las indagaciones hechas en la tesis de grado (2001) de la Maestría en Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia, de la cual se publicaron los contenidos principales en el libro Las industrias en el proceso de expansión de Bogotá hacia el occidente (2006).

Dos hechos provocaron que la temática industrial encontrara una nueva arista de análisis: por un lado, haber cursado la asignatura “Teorías Urbanas” del Doctorado en Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela con la temática “Universidad y Ciudad” en el 2004 en Bogotá, producto del cual surgió el artículo “El papel de las universidades como generadoras de conocimiento y centralidad urbana”.1 Al abordar esta temática se hicieron evidentes unas nuevas relaciones entre universidad e industria, a través de un concepto mucho más amplio relacionado con los espacios regionales del conocimiento (Casas, 2001, p. 15). Esta nueva relación, surgida de los debates en torno a los nuevos espacios de la sociedad del conocimiento, se ha orientado a desarrollar procesos de innovación en campos de desarrollo tecnológico especializado mediante la articulación de la alianza entre las universidades, los centros de investigación y las empresas, para favorecer la creación de masas críticas de investigación en las áreas que favorezcan las posibilidades regionales.

Adicionalmente, la participación en un proyecto de extensión universitaria entre la Universidad Nacional de Colombia y la Alcaldía de Manizales, que se denominó “Proyecto Urbano Paseo de los Estudiantes. Lineamientos Básicos Plan Universidad y Ciudad” (2006),2 permitió incursionar en el concepto “ciudad del conocimiento”, para tratar de explicar los nuevos espacios derivados de la llamada sociedad del conocimiento y sus posibilidades de ordenamiento territorial, en los cuales la innovación tecnológica aplicada a la productividad industrial desempeña un papel preponderante.

Finalmente, en la llamada Ecorregión Eje Cafetero del centro-occidente colombiano, diferentes grupos de investigación ligados a las universidades se dieron a la tarea de desarrollar el concepto de “territorio del conocimiento” para entender y responder a las demandas de construcción de región, a partir del desarrollo endógeno basado en el conocimiento. Producto de ese interés se realizó un foro itinerante denominado “Universidad+Empresa+Estado construyen Región desde el Eje Cafetero”, del 1 al 4 de octubre del 2007 en las ciudades de Cartago, Armenia, Pereira y Manizales. Las memorias de este foro fueron publicadas bajo el mismo nombre por parte de la Red Alma Máter (2008).

La principal pregunta de investigación que se planteó esta red de académicos fue la siguiente: ¿cuáles son los territorios del conocimiento hacia los cuales es más viable converger desde las diferentes dimensiones regionales (política, social, económica, cultural, ambiental y tecnológica), que sirvan de medio aglutinante de las voluntades en torno a una visión compartida de futuro a construir colectivamente por todos los actores regionales? Esta línea de investigación se planteó abrir nuevas posibilidades para entender la relación entre territorio, sociedad, conocimiento y productividad.

De esta manera, surgió el interés por tratar de responder a la pregunta sobre las diferentes interpretaciones y valoraciones que subyacen a cada uno de los discursos que profundizan sobre la llamada “sociedad del conocimiento”, para tratar de encontrar el concepto de territorio o las posibilidades de materialización de ese proyecto en el espacio. Bien es sabido que al menos dos grandes tendencias defienden intereses distintos: por un lado, aquella que habla del “espacio de los flujos” como una manera de defender la inmaterialidad del espacio en la era de la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y, por otro, la que se fundamenta en el valor del territorio como expresión de identidad cultural y elemento explicativo esencial de los procesos de desarrollo. Aunque en algunos casos aparecen como opuestas, en otros se complementan.

Para los estudiosos del urbanismo resulta fundamental encontrar luces sobre las dimensiones territoriales de la sociedad del conocimiento, con el propósito de dilucidar los cambios reales que puedan presentarse en la noción de espacio en una época marcada por la incorporación de las TIC en el mundo del trabajo y en la vida cotidiana, así como por responder a los procesos de planeación y ordenamiento del territorio, tanto a escala regional como local. Esta investigación está orientada a encontrar respuestas a tales inquietudes, poniendo al territorio del conocimiento como variable principal de análisis y a la Ecorregión Eje Cafetero como caso de estudio, orientado a diagnosticar sus características espaciales y territoriales dentro del propósito de ser considerada como un territorio del conocimiento. Asimismo, me propuse formular unas líneas estratégicas de actuación para avanzar en la construcción del territorio del conocimiento desde una visión endógena y sinergética.

La pregunta por el espacio no puede abordarse de manera aislada. Es necesario asociarla con otros interrogantes relacionados con las llamadas fuerzas dinamizadoras del territorio, es decir, tiempo, innovación y movimiento. Su respuesta depende en gran medida de los análisis de contexto que circunscriban al espacio con la sociedad y sus dinámicas económicas, productivas y ambientales, es decir, con el territorio.

Es en esas relaciones sinergéticas donde surgen las demás preguntas. Así, por ejemplo, con el tiempo surgió la pregunta: ¿en qué momento específico del desarrollo de las fuerzas productivas y las innovaciones tecnológicas se encuentra la Ecorregión Eje Cafetero?; con respecto a la innovación: ¿cómo se conciben los procesos de innovación y en qué sectores económicos y productivos se desarrollan?, y al movimiento: ¿cuáles son los actores sociales e institucionales que lideran los procesos de innovación y cómo se organizan para lograr gestionar y materializar sus propósitos?

Son varios los propósitos que animan esta investigación: la primera constatación empírica es que, prácticamente, en toda la teoría sobre la llamada sociedad del conocimiento ha faltado una visión espacial y territorial. Y cuando esta discusión se ha tratado de poner sobre la mesa, se ha subestimado, argumentando que las nuevas TIC han relegado la importancia del espacio material por la aparición del espacio de los flujos. En efecto, no se desconoce la importancia de las TIC en la revaloración de la relación espacio-tiempo; sin embargo, las transformaciones que han producido las nuevas tecnologías se concretan, en últimas, en el espacio material, y contribuyen a cualificar las relaciones sociales que se materializan en el territorio y particularmente en las ciudades.

En términos generales, podría decirse que esta investigación es pionera en Colombia en el estudio de los temas territoriales asociados con la sociedad del conocimiento. No se conocen antecedentes de investigación en este sentido que pongan el espacio y el territorio como principales variables de análisis. Así como la sociedad industrial se fundamentó en la ciudad como principal expresión espacial de las nuevas relaciones sociales y productivas, la sociedad del conocimiento debe fundamentarse en el territorio como la nueva realidad socioespacial que permita reconceptualizar las relaciones entre sociedad y naturaleza, a través de la apropiación y el uso de los nuevos avances científicos y tecnológicos, conocidos hoy en día como innovaciones tecnológicas.

El urbanismo hizo importantes contribuciones teóricas y prácticas a la sociedad industrial y, lo más importante, aportó desde su saber a la solución de los problemas socioespaciales de una sociedad en proceso de urbanización. El urbanismo del siglo XXI ha hecho pocos aportes a la sociedad del conocimiento; más bien, se ha sumado acríticamente a una tendencia que está acumulando conflictos sociales, espaciales y ambientales cada vez más agudos, en vez de contribuir a su solución. Es necesario hacer esfuerzos por crear nuevos caminos teóricos, metodológicos y prácticos que se tomen como alternativa a una sociedad del conocimiento basada en la desindustrialización, el consumo de las TIC, la competitividad, el libre mercado y el conocimiento como mercancía.

Si bien es cierto, esta investigación no se propone aportar un nuevo método para abordar el tema del territorio del conocimiento, entre otras razones porque parte del criterio de que en la sociedad del conocimiento cada ciudad y región debe dar respuesta a los retos de la globalización, de acuerdo con sus condiciones particulares de tiempo, lugar y técnicas, sí pretende abrir nuevos caminos a la investigación urbana y regional para entender y afrontar estos fenómenos.

La Ecorregión Eje Cafetero está comprometida con la búsqueda de alternativas para responder a los retos de la sociedad del conocimiento; sin embargo, las primeras indagaciones revelan que la vía exógena avanza más rápidamente en la formulación de proyectos aislados como compartimientos estancos, sin un proyecto integral que le dé perspectiva, norte y continuidad. Este proyecto de investigación buscará contribuir con una visión endógena, sistémica, integral, en red y sinergética que le permita a los administradores públicos y a la ciudadanía encontrar un camino estratégico de planeación-gestión para alcanzar la sociedad y el territorio del conocimiento deseados.

La investigación se estructura en cuatro partes fundamentales, que no necesariamente coinciden con la numeración de los capítulos: la primera, analiza las principales aproximaciones teóricas para entender el concepto de territorio y sus fuerzas dinamizadoras en el proceso de tránsito de la sociedad industrial a la sociedad del conocimiento, y estudia las visiones estratégicas que se presentan para tener en cuenta el territorio del conocimiento como categoría de análisis, valorando sus características tangibles e intangibles.

La segunda aborda los enfoques metodológicos que desarrollan las diferentes disciplinas y campos del conocimiento, basados en las múltiples concepciones y paradigmas interpretativos de la sociedad y el territorio del conocimiento.

La tercera parte desarrolla el procedimiento metodológico, utilizando la metáfora del caleidoscopio y las principales variables de análisis consideradas, para abordar la idea de territorio del conocimiento en la Ecorregión Eje Cafetero como caso específico de estudio. Se hicieron cuatro giros caleidoscópicos con base en lo que previamente se denominó “las fuerzas dinamizadoras del territorio” (espacio, tiempo, movimiento y técnicas).

La cuarta y última parte evalúa los resultados de investigación, tanto desde el punto de vista teórico-metodológico como del estudio de caso desde una perspectiva regional, en cuanto a las posibilidades de convertir la Ecorregión Eje Cafetero en un territorio del conocimiento. Con base en estas consideraciones, se proponen unas líneas estratégicas orientadas a desarrollar el concepto de sistema territorial de innovación (STI) en el ámbito de la ecorregión, como propuesta básica para alcanzar unos objetivos claros y sostenibles en el tiempo.

Como parte constitutiva y complementaria de esta investigación, decidí crear un blog para el debate abierto de las propuestas teóricas, metodológicas, coyunturales y prácticas, con el propósito de difundir las ideas a todos los ciudadanos del mundo. El blog se llamó Caleidoscopios Urbanos y se definió como “un espacio de análisis de la ciudad, el territorio y la región, a partir de sus fragmentos, de sus hechos cotidianos, de los acontecimientos efímeros. Trata la relación entre las partes y el todo como en una especie de giro caleidoscópico”.3 En este espacio se ha estado publicando regularmente una serie de artículos de opinión desde junio del 2009, que buscan confrontar en términos prácticos y cotidianos las reflexiones desarrolladas en esta investigación, con el fin de encontrar retroalimentación en el amplio mundo de la web. Como producto de esta iniciativa, la Fundación Territories of Tomorrow, con sede en París, distinguió al autor como parte del grupo de expertos de Ciudades del Conocimiento Latinoamericanas.4 Al finalizar el 2010, el blog ganó el IV Premio Caldense de Arquitectura de la Sociedad Colombiana de Arquitectos en la categoría Investigación, Teoría y Crítica y, en el 2011, esta investigación que hoy se presenta al público obtuvo el V Premio Caldense de la Sociedad Colombiana de Arquitectos en la misma modalidad.

Notas al pie

1 Una versión de este artículo fue publicada por la Revista Bitácora Urbano-Territorial 17, bajo el título “Las universidades en la construcción de territorios del conocimiento en Manizales”.

2 Convenio Interadministrativo N.° 050620266 entre la Universidad Nacional de Colombia y la Alcaldía de Manizales, Caldas (Colombia), 2005.

3 Disponible en http://caleidoscopiosurbanos.blogspot.com

4 Disponible en http://www.arenotech.org/archives/ciudades_del_conocimiento_america_latina/luis_fernando_acebedo.htm

Capítulo 1

El concepto de territorio y el tránsito de la sociedad industrial a la sociedad del conocimiento

La economía y la geografía son probablemente las dos áreas del conocimiento que más han avanzado teórica y prácticamente en la exploración del concepto de territorio, ligado a los modelos de desarrollo y a las transformaciones sociales y productivas que llevan implícitas. Fundamentándose en estas dos áreas del conocimiento, se hará una primera mirada a los principales cambios que se han producido en relación con el concepto de territorio en el proceso de tránsito de la sociedad industrial a la sociedad del conocimiento.

1. El territorio y sus fuerzas dinamizadoras

De manera abstracta, la consolidación del territorio en cada momento histórico parece estar determinada por la conjugación de por lo menos cuatro fuerzas dinamizadoras que interactúan dialécticamente: espacio, tiempo, técnica y movimiento. Dependiendo de las características de la sociedad y del modo de producción que predomine, las fuerzas dinamizadoras le imprimen al territorio sus características y connotaciones básicas. Para no entrar en demasiadas honduras, bastaría decir que un artesano del siglo XVIII y otro del siglo XX, aunque desempeñaran las mismas funciones o incluso emplearan las mismas herramientas de producción, jamás podrían compararse en cuanto a la concepción que uno y otro pudieran tener del mundo, de la sociedad, del trabajo y de la cultura. Eso se explica en gran medida por los avances tecnológicos que los separan y la percepción e imaginarios sobre la dialéctica espacio-temporal, motivada por la velocidad y la calidad de los cambios producidos. La noción de territorio, en ese contexto, también ha sufrido sus propias transformaciones, como se verá a continuación.

1.1 Espacio-tiempo

En la literatura se encuentra un mayor interés por el estudio del espacio y el tiempo en el análisis de las relaciones entre sociedad y naturaleza, desde la teoría de “la producción del espacio” o, de manera más general, “la producción de la naturaleza”. En este sentido, algunos geógrafos (Peet, citado en Delgado, 2003) hablan de una “primera naturaleza” como aquella que se encuentra en su estado más prístino, mientras que la “segunda naturaleza” corresponde al producto de la transformación hecha por el hombre, la cual lleva implícita una relación espacio-temporal determinada. En el contexto de la globalización actual, incluso de los fenómenos climáticos, es prácticamente imposible concebir la naturaleza sin algún grado de afectación por las consecuencias de la urbanización y sus sistemas de producción y consumo. De hecho, Santos (2000, p. 215) interviene en este debate para plantear que esta distinción debe hoy ser vislumbrada de un modo menos rígido: “la naturaleza ya modificada por el hombre también es primera naturaleza”.

Es justamente en torno al análisis de estas dimensiones que se ha constituido, en buena medida, el discurso fenomenológico en la geografía. Milton Santos (1996), por ejemplo, plantea que

Sería imposible pensar en evolución del espacio si el tiempo no tuviese existencia como tiempo histórico; es igualmente imposible imaginar que la sociedad se pueda realizar sin el espacio o fuera de él. La sociedad evoluciona en el tiempo y en el espacio (p. 52).

Pero lo más interesante del análisis de Santos es el aporte que hace en relación con el hecho de que no solo la espacialidad, sino también la temporalidad, tiene que ver con la escala. Esto es clave en la medida en que reconoce los cambios de la relación espacio-temporal si se estudia en una escala estructural, como un modo de producción determinado, y otra cuando se estudian momentos o fracciones de ese modo de producción, lo cual implica un nivel de refinamiento.

Otros autores desarrollan conceptos similares: por ejemplo Piazzini (2008, p. 71) habla del “tiempo situado” como “historias, memorias y proyectos de futuro explícitamente articulados con las realidades espaciales que las circunscriben”; una manera de diferenciarlo del cronocentrismo impuesto por la modernidad y las grandes metrópolis en su actitud colonizadora y hegemónica. Asimismo, Virilio (1997) recurre a la metáfora del “tiempo cronoscópico” para significar un tiempo aparente determinado por la línea del horizonte del ser en el mundo. Un primer horizonte del paisaje del mundo y un segundo horizonte profundo “[…] de nuestra memoria de los lugares y, por tanto, nuestra orientación en el mundo, confusión de lo cercano y lo lejano, del adentro y el afuera…” (p. 42).

Todos ellos coinciden en la emergencia del espacio y las espacialidades en el pensamiento contemporáneo, en buena medida por la necesidad de elaborar una crítica al papel desempeñado por el tiempo en la modernidad.

1.2 Movimiento

La relación entre espacio-tiempo y sociedad deviene necesariamente en movimiento, dado por su carácter histórico; por eso Santos (1996) advierte que tiempo y espacio conocen un movimiento que es, al mismo tiempo, continuo, discontinuo e irreversible. Muchos años antes, Ildelfonso Cerdá (1867), a quien se le atribuye la teoría general de la urbanización en pleno auge de la Revolución Industrial, reconocía la importancia del movimiento dentro de esa nueva civilización que estaba germinando cuando advertía:

El movimiento es, puede decirse así, el rey de la época; y el movimiento urbano merece indudablemente la preferencia entre todos los movimientos, porque en las urbes es donde esa agitación de que venimos hablando, se centraliza, se condensa, y se verifica por consiguiente con mayor fuerza, con mayor intensidad, con una continuidad ni de día ni de noche apenas interrumpida. Pues bien, el instrumento, el medio que ha de servir a todas las manifestaciones, exigencias y necesidades de ese movimiento urbano […] son las vías (citado en Soria y Puig, 1996).

En pleno siglo XXI, además de las vías, existen otros instrumentos que garantizan ese movimiento urbano, algunos asociados al uso y la apropiación de las TIC y otros relacionados con el nuevo protagonismo que están adquiriendo las organizaciones sociales, culturales y productivas en la construcción de redes para la gobernabilidad. Son las redes y los circuitos por donde circula información, dinero, conocimiento, imágenes, voces, mercancías y servicios de diferente naturaleza, algunas reales y otras virtuales, algunas tangibles y otras intangibles. Y son también esas formas de cogobierno entre Estado, empresarios, academia y sociedad, sin cuya actuación sinergética o en red no parece viable una nueva sociedad del conocimiento.

Por eso el movimiento urbano tiene múltiples velocidades y dinámicas, aun dentro de un mismo contexto geográfico donde es posible encontrar diferentes dimensiones de la relación espacio-temporal que se entremezclan. Cada lugar es portador de una temporalidad propia, algunas veces subordinada a la temporalidad internacional proporcionada por el modo de producción, otras en franca resistencia. Cuando, al respecto, Santos (1996) retoma la escala regional, advierte:

[...] como las regiones y los lugares no son sino lugares funcionales del Todo, esos tiempos internos son también divisiones funcionales del tiempo, subordinados a la dialéctica del Todo, aunque puedan, en contrapartida, participar del movimiento del Todo y así influenciarlo. Es, además, por ese hecho que las regiones y lugares, aún sin disponer de una real autonomía, influencian el desarrollo del país como un todo (p. 54).

De esta manera, el espacio interactúa con el tiempo y con el movimiento, influye y es influenciado por esas dinámicas, que no son para nada lineales en su transcurrir; por el contrario, espacio, tiempo y movimiento funcionan arrítmicamente, cada uno a su propia velocidad, a la que le imprimen las demás fuerzas dinamizadoras.

1.3 Técnicas

El desarrollo de las técnicas constituye otra de las variables importantes en el estudio del territorio. Algunos pensadores le dan un papel protagónico y podría decirse, también, un determinismo histórico, tanto en la explicación de los profundos cambios que se dieron en la sociedad capitalista desde el siglo XVIII, como en los soportes materiales de la globalización actual. En cualquier caso, es necesario entender que los diferentes modos de producción y organización social a lo largo de la historia de la humanidad se explican en buena medida por los avances tecnológicos y por sus modos de apropiación en el trabajo, la circulación, el territorio, la política, la cultura y en la calidad de vida en general.

Toda relación del hombre con la naturaleza es portadora y productora de técnicas que se fueron enriqueciendo, diversificando y agrandando a lo largo del tiempo. En los últimos siglos, conocemos avances en los sistemas técnicos, hasta que, en el XVIII, surgen las técnicas de las máquinas, que más tarde se van a incorporar al suelo como prótesis, para proporcionar al hombre un menor esfuerzo en la producción, en el transporte y en las comunicaciones, cambiar el aspecto de la Tierra y alterar las relaciones entre países y entre sociedades e individuos. Las técnicas ofrecen respuesta a la voluntad de evolución de los hombres y, definidas por las posibilidades que crean, son la marca de cada periodo de la historia (Santos, 2004, p. 54).

La racionalidad de la técnica implica igualmente una visión más racional del mundo y de los lugares, y conduce a una organización sociotécnica del trabajo, del territorio y del fenómeno del poder. Los avances en la mecanización del territorio, especialmente durante el siglo XIX, dieron lugar a la creación de un medio técnico que poco a poco fue sustituyendo al medio natural. Sin embargo, el siglo XXI ha vuelto necesaria una precisión de conceptos para hablar de un “medio técnico-científico” que, según Santos (1996), tiene implicaciones directas sobre el territorio, gracias a la cibernética, la biotecnología, la informática y la electrónica, entre otras técnicas:

Todo esto hace que el territorio contenga, al paso de los días, más y más ciencia, más y más tecnología, más y más información. Ese proceso ocurre de forma paralela a la cientifización del trabajo y a la informatización del territorio. Se puede incluso decir que el territorio se informatiza más y más rápidamente que la economía o que la sociedad. Sin duda, todo se informatiza, pero en el territorio ese fenómeno es aún más evidente porque su tratamiento supone el uso de la información, que está presente también en los objetos (p. 107).

Hoy en día ya no se habla de técnicas, sino de sucesión de sistemas técnicos. Para Stiegler (2002 p. 54) “un sistema técnico constituye una unidad temporal. Es una estabilización de la evolución técnica en torno a un punto de equilibrio”, por eso es necesario estudiarlo en su interdependencia, estática y dinámica, y en sus discontinuidades.

El sistema técnico remite al concepto del invento, y más recientemente al de innovación. La invención obedece a lo que Boirel (citado en Stiegler, 2002) llama la racionalidad difusa, porque si bien se inscribe en el mundo de lo real, también lo es su naturaleza empírica, imposible de prever y en no pocas ocasiones determinada por la suerte. La innovación, por el contrario, tiene una racionalidad científica premeditada, en gran medida se transfiere socialmente, es acumulativa y sistémica. Dice Stiegler que “la lógica de la innovación está constituida por las reglas de ajuste entre el sistema técnico y los otros sistemas”. En este sentido, las variables que condicionan el proceso de innovación también conciernen a otros sistemas como el geográfico (físico y humano), el educativo y el económico, entre otros. La innovación, por tanto, “es lo que lleva a cabo una transformación del sistema técnico sacando consecuencias para los demás sistemas” (p. 61).

2. La sociedad industrial y la conformación del territorio

En la sociedad industrial el concepto de territorio adquirió una nueva dimensión, respecto a la idea que se tenía en la sociedad medieval, a partir de las grandes transformaciones tecnológicas que dieron lugar a la aparición de nuevos medios de transportes fluviales y terrestres, junto con las innovaciones productivas generadas a partir de las máquinas a vapor y la electricidad. Es evidente que por cuenta de los avances tecnológicos el territorio logró una connotación más global y universal en la medida en que la relación entre el tiempo y el espacio se relativizó, expresada en velocidad, aceleración, dinámica y movimiento.

2.1 Relación espacio-tiempo-técnicas-movimiento en la sociedad industrial

Mumford (1966) establece la relación espacio-temporal del capitalismo cuando advierte:

Detrás de los intereses inmediatos del nuevo capitalismo, con su amor abstracto por el dinero y el poder, tuvo lugar un cambio en todo el marco conceptual. Y, en primer término, una nueva concepción del espacio, hacerlo continuo, reducirlo a orden y medida, y extender los límites de magnitud, abarcando lo extremadamente distante y lo extremadamente diminuto; por último, asociar el espacio con el movimiento y el tiempo (p. 502).

El tiempo y el espacio en la ciudad amurallada prácticamente eran estáticos si se compara con la dialéctica que desarrollaron estas dos fuerzas en la sociedad industrial. Benévolo (1994, p. 27) sostenía que “la ciudad antigua cambiaba con tanta lentitud, que en cualquier momento se la podía considerar inmóvil durante un tiempo indefinido”.

La demolición de las murallas urbanas fue un hecho práctico, pero también simbólico. La convicción de una idea de progreso ilimitado, que trajo consigo la industrialización y las nuevas tecnologías mecánicas, introdujo la concepción del transcurrir de un tiempo que podría catalogarse como cíclico en un tiempo lineal inspirado en el plano cartesiano, sujeto a la posibilidad de establecer nuevos límites y medidas en una secuencia cronológica. El concepto de límite, en realidad, desapareció, pues la noción de límite se trasladó a la línea del horizonte, en una fuga permanente del espacio. El verdadero límite lo representó la capacidad social para transformar las fuerzas productivas mediante la llamada Revolución Industrial. El primer efecto material de esa fuga espacial fue la masificación de los procesos de urbanización, junto con la revolución de los medios de transporte y comunicación, que acortaron las distancias tangibles e intangibles.

Esta característica, traducida al territorio, significó una secuencia progresiva de la expansión urbana, primero con la explosión de innumerables ciudades al tenor de la creación de cada gran industria; posteriormente con la expansión de sus límites, dando lugar a la conurbación y, finalmente, con un nuevo fenómeno de expansión ilimitada ligada a las autopistas, conformando una red de redes urbanas y grandes metrópolis. Una expresión conceptual de este fenómeno se indica en la figura 1 donde espacio, tiempo, técnica y movimiento constituyen las principales fuerzas dinamizadoras del territorio; estas impulsan procesos de expansión y concentración, cuyas características se pueden explicar por la naturaleza de la interacción existente entre ellas.

Figura 1. Fuerzas dinámicas en la conformación de territorio en la sociedad industrial

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Fuente: elaboración propia.

2.2 Expansión y concentración

La interacción entre estas fuerzas favoreció la expansión y la concentración como dos fenómenos interdependientes en el tránsito de una sociedad medieval a una capitalista. Decía Mumford (1966, p. 572): “Una economía en expansión reclamaba una población en expansión; y una población en expansión reclamaba una ciudad en expansión”.

Una de las primeras expresiones de la modernidad capitalista consistió en la centralización, tanto administrativa como territorial. En efecto, la dispersión del territorio y de las pequeñas ciudades en la época medieval, cedió a la centralización del poder y a la creación de la ciudad capital en tanto que ella “[…] al controlar las principales rutas del comercio y los movimientos militares, fue una poderosa contribución hacia la unificación del Estado” (Mumford, 1966, p. 555). Esa centralización del territorio, desde el punto de vista de la concentración poblacional, también significó un mayor dominio territorial del campo, cosa que difícilmente podían lograr las ciudades amuralladas y dispersas.

Así pues, la concentración generó una nueva dinámica de expansión territorial apoyada en los más modernos sistemas de transporte. En efecto, el ferrocarril a vapor y posteriormente el tren eléctrico, el automóvil y las autopistas, comenzaron a tejer una compleja red de caminos que abrieron las fronteras de lo inexpugnable y tuvieron sus efectos prácticos sobre la degradación del ambiente, no solo al interior de las ciudades sino también sobre los recursos naturales que las rodeaban.

La concentración de las fábricas muy cerca de los ríos, el trazado de las líneas férreas en paralelo a sus cauces, la falta de alternativas para el tratamiento de los desechos y residuos, la mezcla indiscriminada de usos sin mayores consideraciones sobre sus efectos en la calidad de vida de los barrios obreros, la explotación febril de las minas de carbón y de minerales ferrosos, la contaminación de las aguas y los alimentos fueron, entre otras, son las expresiones de la degradación constante del ambiente. La especie humana rendía un tributo místico a la máquina, como expresión de un nuevo orden sin mayores consideraciones sobre el territorio que le servía de sustento.

Sobre estas bases un tanto apretadas y esquemáticas es que se consolidan las principales características de las ciudades, que tuvieron su fundamento en procesos de industrialización. Como se sabe, no fue un fenómeno generalizado; por el contrario, las enormes diferencias que el capitalismo desarrolló desde el punto de vista socioproductivo se tradujo en una fuerte jerarquización espacial en el ámbito de la organización del territorio y particularmente de las ciudades que le sirvieron de base.

Mumford (1966) hablaba del “mito de la megalópolis” como una forma universal y de una economía metropolitana como expresión del carácter eminentemente urbano de la economía y el poder. Para algunos es expresión del abuso irracional de la ciencia y las invenciones tecnológicas; para otros es una consecuencia de la naturaleza misma de la civilización. Lo cierto es que la tendencia irrefrenable de concentración de la población en grandes ciudades ha sido objeto de muchos análisis, desde aquellos que hablan de una megalópolis universal como la máxima expresión del caos y el fin de la historia de la civilización. Ese proceso de metropolización se dio a conocer como la “mancha de aceite”, es decir, la conformación de aglomeraciones urbanas gigantes a partir de una expansión ilimitada de sus infraestructuras.

2.3 De la sociedad industrial a la sociedad de consumo

Los imaginarios de una sociedad industrial, basada en la fábrica como máxima expresión de progreso, pronto dio lugar a la aparición de una sociedad de consumo cuya expresión más connotada se identifica con el centro comercial, los almacenes por departamento o las grandes superficies de comercio. Romero (1999) habla del tránsito de la ciudad burguesa a la ciudad masificada, y con ello da cuenta de que el ideario de la industrialización acelerada y el imaginario de una sociedad basada en la tecnificación de las relaciones productivas que liberarían a la especie humana del trabajo pesado pronto desapareció, al constatar que muchas ciudades quedaron al margen de la modernización, sin lograr mínimos niveles de industrialización; por el contrario, se convirtieron en ciudades para el consumo y la prestación de servicios. Asimismo, muchos segmentos de población no accedieron al empleo y las ciudades crecieron aceleradamente sin una industrialización que les sirviera de base.

Es, probablemente, el caso de muchas ciudades latinoamericanas, o como lo plantea Ciccolella (2006), el “modelo de ciudad americano”, cuya estructura metropolitana emergente combina la residencia en urbanizaciones cerradas, con áreas de consumo y recreación ofrecidas por los grandes centros comerciales, y la educación, la salud y la seguridad social a través de servicios privados. La suerte de estas grandes aglomeraciones está mediada por su capacidad para hacer “marketing urbano”, con el fin de atraer inversionistas extranjeros que permitan generar empleos masivos en las áreas del consumo y los servicios, ante la imposibilidad de incursionar en las nuevas economías del conocimiento. En el mejor de los casos, se convierten en lugares atractivos para desconcentrar las industrias manufactureras de los países desarrollados que buscan mano de obra barata y una economía desregularizada para reducir costos y optimizar recursos en un contexto de mercados altamente competitivos. En el actual contexto de globalización económica, estas metrópolis masificadas, poco productivas y con muy bajo valor agregado de las mercancías son consideradas como regiones perdedoras, puesto que no logran incursionar en los mercados más competitivos con procesos de innovación tecnológica.

2.4 Metropolización y jerarquías urbanas

La aparición de la región metropolitana no solo es la consecuencia lógica de la evolución técnica, sino el esfuerzo más grande que haya hecho la sociedad moderna para concentrar en un solo lugar el mayor número de innovaciones sociales, económicas y productivas. Mientras más grande el esfuerzo, mayor la atracción de población en busca de obtener los beneficios del desarrollo. Es así como la metropolización se convirtió en la manera de obtener un mayor rango en la jerarquía de ciudades. Hasta hace relativamente poco tiempo, el tamaño poblacional de las ciudades se había convertido en el principal indicador de jerarquía urbana sobre la base de considerar su relación directa con el mercado de productos, bienes y servicios.